Con la instalación de 17 calderas de biomasa en varios municipios de Cataluña, Sorigué confirma su rol como agente de cambio en la implantación de soluciones energéticas sostenibles y eficientes.
La nueva caldera de biomasa forestal del municipio de Sant Pere de Torelló, Barcelona, consolida la experiencia de Sorigué en la producción de bioenergía, pues con este ya son 17 los proyectos que la línea de Instalaciones y Tecnología de la compañía ha desarrollado en Cataluña.
El complejo deportivo municipal de Can Banús, el instituto Baix Empordà i Frederic Martí de Palafrugell o las escuelas agrarias de Tàrrega, Vallfogona de Balaguer, Borges Blanques y Alfarràs, entre otras, son buenos ejemplos de la trayectoria de la empresa en este ámbito. La línea de Instalaciones y Tecnología de Sorigué prepara soluciones a medida adaptándose a los requerimientos y necesidades de cada equipamiento y haciendo uso de tecnologías que aseguren una mejor eficiencia energética y automatización de procesos.
Agua caliente en Sant Pere de Torelló
La central térmica de energías renovables que se pone en marcha en Sant Pere de Torelló es la de mayor potencia instalada hasta el momento. Con una producción de 4 MWt se genera agua caliente para abastecer a unas 600 viviendas, más de 30 industrias y varios equipamientos terciarios y municipales.
El municipio, de 2.500 habitantes, ha sido pionero en el aprovechamiento de residuos del sector maderero para la producción de calor, y gracias a la reciente intervención de Sorigué recibe una nueva caldera de biomasa con sus equipos hidráulicos, eléctricos y de control asociados, así como extractor de humos y cenizas. Adicionalmente, la red de calor cuenta con un nuevo silo de piso móvil para facilitar el almacenamiento de la astilla forestal, principal combustible del proceso.
Energía procedente de residuos vegetales
Sostenible, limpia y económica, la energía que desprende la combustión de biomasa impacta positivamente en el desarrollo rural y contribuye a reducir la huella de carbono. Básicamente, la biomasa está compuesta por residuos vegetales de la industria forestal y del tratamiento de la madera, pero también puede incluir residuos derivados de la agricultura, del sector alimentario, de los cultivos dedicados y de la limpieza del verde urbano. En su interior, esta materia almacena energía solar que luego es procesada en la caldera.
La combustión de biomasa no contribuye al efecto climático, porque el carbono liberado procede de la atmósfera misma y no del subsuelo como ocurre en el caso de la quema de combustibles fósiles como el gas o gasóleo. Con la potencia generada se pueden alimentar sistemas de calefacción o de agua caliente altamente beneficiosos para el medioambiente por las mínimas emisiones de CO2 y SO2, causante de la lluvia ácida, y la reducción de carga de combustible forestal en el bosque, clave en el riesgo de incendios forestales.
A nivel económico, las soluciones energéticas con biomasa revalorizan el mercado forestal e incentivan una gestión sostenible de sus productos. Además, al ser locales, los mercados de biocombustibles no están sometidos a presiones internacionales.
Con el desarrollo sostenible del medio rural mediante el aprovechamiento de la biomasa se abren nuevas perspectivas en innovación tecnológica, un ámbito en el que Sorigué ha demostrado que puede aportar su dilatada experiencia en investigación y creación de propuestas a medida.