“Hace ya más de un año que el Gobierno presentó el primer borrador del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia para hacer frente a la crisis provocada por la pandemia de la COVID 19. Este plan, cuya versión definitiva se ha aprobado por la Comisión Europea en junio y que ya está movilizando los recursos Next Generation EU, se ha diseñado entendiendo que la recuperación debe ser sólida, inclusiva y resiliente, modernizar la economía española y ser, eminentemente, verde.
El Plan de Recuperación supone una oportunidad única para activar la transición ecológica y adelantar la consecución de los objetivos que nos habíamos fijado en el Marco Estratégico de Energía y Clima. Para ello, cuenta con un presupuesto de más de 70.000 millones de euros hasta 2023 y se sustenta en cuatro ejes plenamente alineados con la Agenda 2030. La transición ecológica, la transformación digital, la igualdad de género y la cohesión social y territorial, son los cuatro pilares sobre los que se asienta el proceso de recuperación. Por su parte, prácticamente un 40% de la inversión del Plan debe contribuir a combatir el cambio climático. Dentro de este bloque, destaca la transición energética: el 22% del Plan (más de 15.000 millones) se destina a actuaciones relacionadas directamente con el cambio de modelo energético, desde la movilidad sostenible a la rehabilitación de viviendas, el despliegue de energías renovables o el autoconsumo.
Desde el IDAE lideramos una parte importante de la movilización de estas inversiones, y ya a lo largo de este 2021, gracias al esfuerzo y compromiso del equipo del Instituto y del conjunto del Ministerio, hemos lanzado una parte significativa de los programas y líneas que vehicularán los fondos. Pero además, la transición energética es un eje transversal que cuenta también con la plena implicación del resto de ministerios y organismos de la administración.
En nuestro ámbito de actuación hemos definido los programas del Plan de Recuperación con una visión clara: la transición energética y, con ella, la recuperación económica, deben corresponderse con la realidad de nuestro país. Esto significa que deben llegar a las PYMEs – que componen la mayoría de nuestro tejido empresarial-, a las familias y a las administraciones públicas. Las inversiones en transición energética permiten reducir costes energéticos, mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y la competitividad de las empresas.
Pero para tener éxito en esta misión, es imprescindible que los destinatarios de estos fondos, que deben ser los protagonistas de la transición energética, cuenten con las herramientas, las capacidades, las alternativas y el conocimiento necesario. Es aquí donde destacan las Empresas de Servicios Energéticos, precisamente por su potencial como facilitadores en la puesta en marcha de iniciativas en materia energética, ya sea de eficiencia, autoconsumo o movilidad sostenible. La capacidad de hacer de prescriptores, de ofrecer productos “llave en mano” a consumidores finales, de proporcionar acompañamiento y asesoramiento para optimizar la gestión energética en cada caso, y apoyar todo ello sobre la financiación necesaria para emprender las inversiones, son cualidades que, si somos capaces de movilizar al ritmo necesario, permitirán acelerar drásticamente esta transición.
El Observatorio de Eficiencia Energética 2021, elaborado un año más por ANESE, refleja el músculo y la diversidad de actuaciones y capacidades del sector. Confiamos en que estas capacidades permitirán contribuir significativamente ya no solo a la reactivación económica y movilización de los fondos europeos en el ámbito energético de forma más capilar, sino a lograr los ambiciosos objetivos que nos hemos fijado a 2030 y 2050. Desde el IDAE seguiremos trabajando con el sector para hacerlo posible”.
Prólogo elaborado por Joan Groizard para el “Observatorio de Eficiencia Energética 2021 de ANESE”.