- Jacobo Llerena, Subdirector General de Eficiencia Energética en el Ministerio para la transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha sido el autor del Prólogo de la edición de este año de la «Guía de Tecnologías para el Ahorro y la Eficiencia Energética» de ANESE, que se puede leer a continuación.
«En primer lugar, me gustaría agradecer a ANESE la oportunidad de presentar esta nueva edición de la Guía de Tecnologías para el Ahorro y la Eficiencia Energética 2022; sin duda, una importante referencia en el sector, por su análisis riguroso y su capacidad de aportar soluciones concretas de ahorro y eficiencia energética.
Actualmente el sector energético está experimentando transformaciones disruptivas, muy particularmente en el área de la eficiencia energética. De ahí la importancia en la estrategia planteada por la Unión Europea, con los hitos determinados a 2030 y 2050, estableciendo la descarbonización de la economía como un vector clave en las actuaciones energéticas. Y como señala la Comisión Europea, para alcanzar estos objetivos debe darse prioridad a la eficiencia energética, conforme al principio de eficiencia energética, lo primero.
Ahora bien, cabe preguntarse qué es y qué implica la eficiencia energética y su impacto para ciudadanos y empresas. Y es aquí donde la Guía de Tecnologías para el Ahorro y la Eficiencia Energética 2022 nos puede aportar respuestas concretas, impulsando una profunda transformación mediante el ahorro de energía en diversos sectores económicos, y devolviendo el protagonismo al ciudadano en el panorama energético, con más capacidad para la toma de decisiones y la gestión del consumo de energía.
De esta forma, la eficiencia energética implica tecnología, conocimiento, indicadores de evaluación y monetización del ahorro respecto a la reducción del consumo energético. Hay cuestiones básicas que debemos impulsar, empezando por la dimensión económica del ahorro energético. Se necesita una labor de información y formación para explicar que toda inversión en eficiencia energética conlleva una tasa de retorno económico que se amortiza cada vez más rápido, especialmente en periodos con precios al alza en el mercado.
Hablar de eficiencia energética implica un despliegue tecnológico para el ahorro y reducción de consumo, por ejemplo, mediante bombas de calor, materiales aislantes, sistemas de gestión de la demanda energética, electrodomésticos y equipos industriales, automatización y digitalización, etc.
En este sentido, el informe de la Agencia Internacional de la Energía “Energy Efficiency 2021” subraya el protagonismo indiscutible de la eficiencia energética, señalando que sus medidas han conseguido en los últimos años un ahorro de energía superior a la contribución conjunta de las instalaciones de energía eólica y solar.
Junto con la monetización y la tecnología, es esencial disponer de datos para su análisis, así como desarrollar indicadores y estadísticas para valorar los ahorros conseguidos por euro invertido. Esto nos ayudará a priorizar las inversiones con inteligencia.
En definitiva, las tecnologías de eficiencia energética nos permiten ahorrar a precios competitivos; y es imprescindible empezar a enfocar la eficiencia energética como una contribución competitiva, inteligente y económica en el mix de generación: necesitamos apostar por los MWh ahorrados frente a los producidos, porque son la solución más económica, más limpia y más inteligente».